lunes, 28 de enero de 2013

Legado Vagabundo 1: Ampolletas de Felicidad

Agotado, agobiado...

comes un puñado de cacahuates para minimizar el efecto de la cerveza, consumes la séptima cerveza mientras echas un vistazo a tu cartera: sólo te queda un billete grande, en este momento ya no te importa gastarlo.


La música se ha vuelto más alegre y han llegado más personas; tú sigues en el mismo lugar, rechazando las peticiones e incluso las conversaciones de personas que se te acercan. Cansado de que se te acerquen, aceptas invitar una copa a una prostituta no tan vieja; enseguida, ella comienza a hacerte plática mientras te toca; quitas su mano de tu entrepierna y continúas platicando con ella, no quieres una aventura, no quieres otra cosa que no sea platicar... 


En un acto subliminal, recuerdas por qué llegaste a Ciudad Poniente, el motivo por el cual viniste a la decadencia, al lugar que no perteneces, pero en el que debes estar: ella...


Te maldices... 


Sonríes, y pides otra cerveza...

El hospital de la esquina,
se ha colmado de pacientes,
los heridos, los que mueren,
y otros tantos que ahí atienden....

Juego con la herida que no pretende sanar,
una enfermera suicida me seduce con frialdad,
fingiré que ella es bien que necesito
aunque mañana vuelva a ser lo mismo...

Ampolletas de felicidad, suero que me da vida,
puedo curarme sólo, contagiarme de otro mal que no seas tú,
¡Qué ineptitud! pero es normal, todos lo hacen;
aunque la herida no me cure, me olvido de este dolor
me olvido que existes, me olvido que existo yo,
sólo existe un sopor etílico y mi risa,
la enfermera torna a mi dolor sumiso,
se cura la herida, y encuentro el olvido.

Aunque mañana vuelva a ser lo mismo....




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